de riachuelos y manantiales de agua celeste,
de caminos que son mis amigos
y a la sombra de verdes eucaliptos,
transcurrirá mi sueño profundo,
perfumado por la fragancia de una flor de palma.
Los repiques de una vieja campana,
la algarabía de inocentes niños,
o la visita de algún recuerdo,
no perturbarán mi sueño,
serán puntos de referimento,
en el eterno transcurrir del tiempo.
De día vigilaré mi pueblo,
de noche contemplaré el cielo
y a mis amigas las estrellas,
los días de sol, secaré mis huesos húmedos,
en la lápida pétrea, de mi lecho lúgubre.
En primavera visitaré a un viejo amigo,
quien ya olvidó su edad, pero no de mirar el mar,
comeremos papas nuevas,
con hojas tiernas de quinua,
y al abrigo de las brazas, de un fogón de barro,
con hojas tiernas de quinua,
y al abrigo de las brazas, de un fogón de barro,
beberemos chicha de maíz y habas,
y nos contaremos fábulas, de encantos y de sueños
y reiremos tanto, hasta perdernos en el tiempo.
¡ Oh Dios mio gracias, por tanta tranquilidad !
y nos contaremos fábulas, de encantos y de sueños
y reiremos tanto, hasta perdernos en el tiempo.
¡ Oh Dios mio gracias, por tanta tranquilidad !
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